


Mikoto trabaja en una pequeña posada en Kibune y el día parece desarrollarse con normalidad: los múltiples huéspedes y trabajadores tienen cada uno sus preocupaciones y obligaciones cotidianas. Un tanto abrumada, se toma un descanso frente al río, pero cuando regresa ya nada es igual: ¡toda la posada ahora se encuentra atrapada en un bucle temporal de tan solo dos minutos!