
El 26 de abril de 1986, una explosión destruyó el reactor 4 de Chernóbil, liberando una lluvia radiactiva que se extendió por Europa y fue detectada en todo el mundo. Documentos desclasificados del KGB revelan que estos reactores podían fabricar componentes para bombas atómicas, y que el accidente fue consecuencia del aislamiento y la paranoia soviética de la posguerra. El KGB infiltró agentes en las centrales nucleares y trató de ocultar el desastre, ordenando a médicos guardar silencio sobre los efectos de la radiación. Durante casi tres días, el mundo no supo nada de la catástrofe. A través de testimonios de un general del KGB, un operario del reactor, bomberos y una mujer embarazada vecina de Prípiat, se revela una historia silenciada durante años.